Aloe vera, un remedio natural milenario

El aloe vera ha sido usado desde hace siglos como uno de los principales remedios naturales de la medicina, especialmente para el tratamiento de úlceras, quemaduras, heridas y cicatrices.

Sus beneficios para la salud están registrados en manuales de medicina y de botánica desde la antigüedad, como una planta milagrosa con una alta cantidad de vitaminas, minerales, aminoácidos y propiedades.

En la prehistoria, durante la era del paleolítico, se conoce que se usaba el aloe vera junto a otros jugos naturales para recubrir la piel y el cabello.

Los sumerios, por ejemplo, usaban el aloe vera dentro de fórmulas de uso medicinal, que demuestran su utilización desde el 5000 a.c. en el desarrollo de la cosmética y de la medicina.

En varios documentos de la antigua Babilonia figura el aloe vera dentro de listados de perfumes, esencias aromáticas y jugos para el tratamiento de la piel, al igual que en Egipto, donde el primer documento médico, el papiro de Ebers o papiro de los remedios (1550 a.C.) se encuentran varias fórmulas a base de zumo de aloe en la fabricación de elixires.

 

Medicina natural desde la antigüedad

En el siglo V a.C. el padre de la medicina moderna Hipócrates, menciona en varias ocasiones el aloe vera en su documento Canon de Medicina, la primera enciclopedia médica, en la que reúne una gran cantidad de remedios naturales, con el aloe como medicina para el tratamiento de quemaduras, heridas, infecciones y picaduras de insectos.

Alejandro Magno, gran conquistador del mundo antiguo, cita en varias ocasiones el aloe vera como cura para las heridas de sus soldados, motivo por el que en sus expediciones solía llevar grandes cantidades de esta planta para tratar las lesiones de sus tropas.

 

Aloe vera para tratar dolencias estomacales

En el Imperio Romano, el libro “Naturales Historia” registra varias recetas de Plinio el Viejo en las que el aloe vera es usado para curar úlceras de estómago, llagas, quemaduras y heridas, entre otros.

En la Edad Media también se usaba el aloe vera como tónico estomacal, destacando por su poder purgante, desinfectante y cicatrizante para el organismo. Los templarios usaban mezclas de varias plantas para beber, entre ellas la pulpa de aloe vera, con un producto que llamaban “Elixir de Jerusalén” que servía para mejorar la salud y la longevidad de quienes lo consumían.

Colón, en sus viajes a América, escribió en sus diarios sobre el uso del aloe vera en varias islas del Caribe para tratar ampollas, picaduras de insectos, heridas y quemaduras.

 

Las quemaduras y el aloe

Durante la II Guerra Mundial y a raíz de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaky el aloe vera volvió a ser utilizado en medicina para el tratamiento de quemaduras, que se curaban con mayor rapidez y sin cicatrices.

En los años 30 con el uso de las máquinas de Rayos X, el Dr, Collins y su hijo descubrieron la eficacia del aloe vera para tratar las quemaduras de esta nueva técnica. Los dos médicos estudiaron las propiedades del aloe para tratar úlceras, eczemas, quemaduras y varias enfermedades y problemas de la piel.

 

Aloe vera y su poder antibacteriano

En los años 60 Lalisbury y Lorezzeti demostraron que el aloe era eficaz para tratar la acción de algunas bacterias como la salmonela, el estafilococo, y se estudió su propiedad antibacteriana para evitar el desarrollo de microbios causantes de varias infecciones. En Japón se logró demostrar el poder antiinflamatorio del aloe, que era eficaz para tratar varios problemas de la piel y aliviar sus síntomas.

A partir de los años 70 y gracias al trabajo del farmacéutico Bill Cotas, se confirmó que el aloe vera podía estabilizarse con una fórmula natural que separaba la aloína de la corteza. El gel de la pulpa, combinado con vitamina C, vitamina E y sorbitol, podía usarse como ingrediente de cremas y lociones sin que se oxide o se estropee, algo que cambió el mundo de la cosmética y la belleza.

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